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Manglares rehabilitados en laguna de Tamiahua / Foto: Cortesía Fundación Pedro y Elena Hernández

La rehabilitación de manglares en Veracruz que recupera la pesca sustentable y la cocina regional de la laguna de Tamiahua

Por Azucena Pacheco

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La rehabilitación de manglares en Veracruz le ha cambiado la vida a muchos pescadores. Hace unos diez años, don Alfredo Pérez, pescador de toda la vida en el Ejido Reforma, en la región de la Laguna de Tamiahua, en Veracruz, iba todos los días a pescar para poder llevar los frutos del mar a su casa.

Muchas veces llegaba sólo con lo suficiente para que comieran él, su esposa y sus dos hijos, y con muy poco para vender. A veces, sin nada. Dice que la calidad de vida de su familia era baja y que sentía mucha frustración porque sus esfuerzos eran insuficientes.

Su lugar de pesca era y sigue siendo, la laguna de Tamiahua, que, rodeada de manglar solía ser un ecosistema productivo hasta que la sobreexplotación ganadera lo devastó alrededor de los años 80.

Los ganaderos fueron extendiendo más y más la zona destinada al pastoreo y alimentación de ganado, acercándose cada vez más al manglar, el peso de las pisadas de los animales endureció la tierra y comenzó a impedir el paso del agua.  

Un hecho tan paulatino e imperceptible, que cuando lo notaron ya era tarde

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Los manglares antes de la restauración / Foto: Cortesía Fundación Pedro y Elena Hernández

Dichos efectos no cuentan con documental oficial, sin embargo se puede visualizar el proceso progresivo del aumento del horizonte ganadero por medio de las cartas de uso de suelo y vegetación de INEGI, así como por medio de sensores remotos como imágenes de satélite. 

Actualmente se llevan a cabo tesis e investigaciones por la Fundación Pedro y Elena Hernández, así  como el estudio de cambios de uso de suelo en el Corredor costero de Tamiahua, aún sin publicar. 

El hecho tampoco fue denunciado ya que fue un proceso progresivo y debido a la falta de autoridades regulatorias en el uso de suelo en terrenos ejidales.

Al mismo tiempo, según testimonios de la población local, cuando los pastizales se secaban provocaban incendios que impactaban también las riberas de los manglares obstruyendo sus canales naturales a la laguna, lo que impedía la llegada de las embarcaciones a los sitios donde se encontraban las especies a pescar.

En Colemón, la zona de pesca de Alfredo, sólo se conseguía pescar cuando había llenura, durante los nortes. Don Alfredo y su familia se vieron sometidos a muchas carencias, hasta que comenzaron los trabajos de la Fundación Pedro y Elena Hernández y el Programa de Restauración y Conservación de Humedales en el Corredor Costero de Tamiahua.   

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Ahora, don Alfredo, tiene buena pesca / Foto: Cortesía Fundación Pedro y Elena Hernández

La incidencia de la Fundación Pedro y Elena Hernández comenzó en el 2012 con el proyecto de pago por servicios ambientales que fue el antecedente del actual. Los cambios en la productividad pesquera se comenzaron a ver en 2017-2018, sin existir un documento oficial más que la percepción de ejidos y población local que en el día a día realizan comparaciones.

Sólo siete años más tarde, Alfredo y otros pescadores han duplicando y hasta triplicando su producción pesquera, tanto en volumen como en tiempo. Con los 40 kilómetros desazolvados sólo en la zona de Alfredo, hay puestos que llegan a pescar hasta 100 kilos en una noche, entre camarones, jaibas y pescados como el robalo, la mojarra o el lisar, el más típico de la zona, y por ende, el más vendido.

Desde el inicio de dicho programa y hasta la fecha, el colectivo de pescadores al que pertenece Alfredo se ha beneficiado de una derrama económica directa de más de 500 mil pesos ya que la pesca es una de las actividades económicas más relevantes de dicho corredor y la columna vertebral de la cocina de la región.

El Programa de Restauración y Conservación de Humedales en el Corredor Costero de Tamiahua

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Trabajos de desazolve / Foto: Cortesía Fundación Pedro y Elena Hernández

La Fundación Pedro y Elena Hernández nace en 2002 con proyectos en San Luis Potosí, Yucatán, Veracruz Norte, Quintana Roo y Campeche. En el 2008 comienzan su labor en Veracruz Norte con el Programa de Conservación de la Sierra de Otontepec y de la Laguna de Tamiahua.

Su misión ha sido conservar, restaurar y proteger el medio ambiente, buscando el equilibrio entre el desarrollo de las personas y la sustentabilidad del entorno. 

Según Karim Bautista Gómez, licenciado en geografía con orientación en desarrollo local y análisis territorial y Gerente General del Programa Veracruz Norte, su trabajo se rige por tres principios básicos:

  • Manejo integral de cuenca
  • Planificación territorial en la que se involucra plenamente a las comunidades para la toma de decisiones 
  • Análisis y manejo integral del paisaje

Con estos tres ejes se aborda al territorio como un ente complejo y unificado que es necesario conocer bien, poniendo atención en la colaboración comunitaria, para tomar las decisiones desde la base de la pirámide: las personas. 

Los trabajos de la fundación abarcan toda la cuenca del río Tancochín, desde la parte alta de la Sierra de Otontepec y la cuenca baja, en la desembocadura de dicho río para impulsar su productividad, estimular el manejo territorial integral del corredor ecológico de Tamiahua y fomentar la conservación y manejo de la Sierra de Otontepec, área natural protegida estatal veracruzana.

Rehabilitación de manglares en Veracruz: Cambiando el entorno y la vida dentro de las comunidades

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Trabajos de desazolve / Foto: Cortesía Fundación Pedro y Elena Hernández

En la parte baja de la laguna de Tamiahua los trabajos están enfocados en regenerar y reconvertir la tierra de ganadería de los terrenos ejidales a manglares y humedales, para fomentar la reproducción de las especies marinas, al mismo tiempo que se paga un incentivo económico a las comunidades para que ayuden a esta transformación, consiguiendo así fomentar el desarrollo local y evitar la migración.

Desde el inicio de los trabajos hasta la fecha, se han restaurado 2700 hectáreas de humedales de este sitio Ramsar y sitio prioritario para la conservación y la restauración de la CONANP. El objetivo de este año es alcanzar las 3000 hectáreas, dentro de este proyecto que operará de forma permanente. Los beneficiarios directos de estas acciones son un poco más de 130 ejidatarios distribuidos en cuatro ejidos. 

El alcance total de la Rehabilitación de manglares en Veracruz son 3000 hectáreas en la parte baja o cuenca de Tancochin, y cerca de 3000 hectáreas en la parte alta de la sierra, aunque tienen presencia en toda el área natural protegida (ANP), de sierra de otontepec, que abarca 15 mil hectáreas en siete municipios que se ven beneficiados directa o indirectamente por medio de ecotecnias, talleres de sensibilización, planes participativos de desarrollo y otros proyectos.

Es importante destacar que la participación con las comunidades para la rehabilitación de manglares en Veracruz busca mostrarles cómo pueden ocupar los recursos naturales para la generación de riqueza en todos los aspectos: económico, étnico, cultural, social y ambiental. Además, llevan instaladas alrededor de 770 estufas ahorradoras y baños secos en siete municipios del norte del estado de Veracruz, que apoyan aproximadamente a 163 familias.

Mejor entorno y aprovechamiento pesquero para cambiar vidas

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Jaibas pescadas recientemente / Foto: Cortesía Fundación Pedro y Elena Hernández

El corredor costero laguna de Tamiahua tiene una superficie de 25 mil hectáreas alrededor de una laguna de 8 mil hectáreas. La fundación interviene en una zona núcleo, y ésta, al levantar barreras y cortafuegos para repeler ganado en incendios forestales, interfiere en todas las zonas que le rodean, por lo que se obtiene un beneficio total. 

Según Rafael Roldán Serralde, biólogo y Coordinador de Proyecto Veracruz Norte, se trabaja en zonas que contaban previamente con mangle, incrementando su cubierta forestal para conseguir su reforestación, que consigue el desazolve de los canales, la restauración hídrica y la mejor reproducción y alcance de especies acuáticas.

La Rehabilitación de manglares en Veracruz se consiguió a través de 24 kilómetros de cercado para evitar el paso del ganado, 11.4 kilómetros de brechas cortafuego para evitar que los incendios de los pastizales lleguen a los mangles y la reforestación tradicional.

También trabajan en el mejoramiento de suelo para aumentar adaptación del mangle en 169 hectáreas, y apertura de 75.3 kilómetros de canales, lo que equivale a 90,200 metros cúbicos tanto creados como desazolvados, equivalentes un poco más de a la distancia entre México a Toluca (62 kilómetros).

Los canales se tienen que desazolvar porque el agua estancada mata el manglar, cuando el agua fluye, fluyen también el agua limpia y sus nutrientes donde se reproducen, refugian, crecen y procrean las especies. 

Rafael Roldán agrega que la fundación implementó un sistema de fondos concurrentes con el apoyo de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), pensado para acabar con el asistencialismo, e invirtiendo recursos económicos en proyectos productivos donde los beneficiados trabajan en la conservación de selvas, encinares tropicales y humedales costeros que además, les ayuda a pescar más para ganar más. 

En este programa se protegen 2,769 hectáreas de manglar, en el que trabajan 1,319 ejidatarios y tres ejidos.  

Y todo esto impacta en las cocinas veracruzanas

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Huatape de jaiba / Foto: Cortesía Fundación Pedro y Elena Hernández

La rehabilitación manglares en Veracruz impacta en la gastronomía de Tamiahua, que encuentra a sus antecesores en sus orígenes mestizos, europeos, huastecos y africanos, creando una fusión de culturas y sabores.

Algunas de sus recetas más apreciadas son el pescado en palo, bañado en salsa de chile color y asado a las brasas de carbón, así como los ostiones a la pimienta, con este condimento de la comunidad de El Anono, ambos platillos con raíces africanas.

También destacan el Huatape de jaiba, una especie de atole de maíz perfumado con epazote y la paella tamiahuera o de mariscos. Si estás buscando algo más exótico, hay que probar las tortas de hueva de lisa que puedes encontrar en puestos callejeros de la zona. 

También son deliciosos los camarones en escabeche, los tamales de salpicón o de ostión, que en Tamiahua se sirve caliente, el pulpo encebollado, el salpicón de zaragalla, jaiba y pescado; las enchiladas con camarones o pescado frito o las jaibas al mojo de ajo.

Un dato curioso es que Tamiahua logró el Record Guinness en 2019 por el coctel de ostión más grande del mundo con 1,310 litros de esta receta veracruzana.

Los planes a futuro para el corredor Tamiahua

Trabajos de restauración, vista aérea / Foto: Cortesía Fundación Pedro y Elena Hernández

Arturo Garrido, Director General de la Fundación Pedro y Elena Hernández, comenta que esta fundación trabaja en conjunto con instituciones de gobierno estatal, federal y municipal. En el caso de Tamiahua, cuentan con la colaboración de la Comisión Nacional Forestal, desde hace ocho años, y la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), además del apoyo de la CONANP.

A nivel académico, tienen alianzas con el INECOL, el Tecnológico de Tantoyuca, el Centro de Estudios Superiores del Mar en Veracruz, y con Ocean Foundation, organización internacional que busca la mitigación de cambio climático y la preservación de aves migratorias, que hacen de Tamiahua su hogar o lugar de paso.

Otros aliados de la sociedad civil son el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza y diversas cooperativas pesqueras. 

Los objetivos de rehabilitación manglares en Veracruz y la laguna de Tamiahua están armonizados con los objetivos de desarrollo sostenible y la Agenda 2030 de cambio climático. Busca impulsar el desarrollo local, económico, social y cultural, lo que convertirá a Tamiahua en un escenario territorial relevante, ya que en este nuevo escenario, se enfrenta la pérdida de los humedales, mismos que se están fortaleciendo en este momento.

También se está pensando en la generación de certificados o bonos de carbono azul, ya que los manglares es uno de los ecosistemas punta de lanza para hacer frente al cambio climático a través de la investigación. Otro gran proyecto es el de conservación de aves migratorias, que también impulsa a los ejidatarios a dedicar sus tierras a la conservación. 

Arturo Garrido finaliza: “Con la pesca sostenible, ya estamos viendo los resultados de la restauración del manglar. Este corredor es uno de los tres primeros lugares en extensión y en impacto social de manglares en el país y en Latinoamérica. Allí se está gestando la productividad pesquera, con procesos de producción que no se habían visto en la laguna desde hace treinta años. Un programa gourmet donde la pesca se hace en manglares de manera regular y sostenible, y que se complementa con la práctica de la ganadería sostenible”. 

Este titánico esfuerzo para la rehabilitación manglares en Veracruz de la fundación Pedro y Elena Hernández, instituciones y sociedad civil, demuestra que la conservación y rehabilitación de ecosistemas siempre consigue mejorar significativamente las condiciones de vida de las comunidades y de las personas, como Alfredo y su esposa, que pudieron enviar a sus dos hijos a estudiar una carrera a Monterrey. 

Si ya se te antojaron algunas delicias jaronchas, encuéntralas en CDMX.