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Foto: Cuartoscuro

Sin almorzar: ¿Los mexicanos comemos muy tarde en comparación con otros países?

Por Siboney Flores

Claudia vive en Guatemala, está acostumbrada a desayunar entre 7 y 9 de la mañana. Luego come entre las 12:00 y las 1:30 del mediodía, para cerca de las 4 de la tarde servirse una ‘refacción’, que es el equivalente a un refrigerio. Finalmente entre 7 y 8 de la noche cena unos frijoles con huevos acompañados por plátanos o si hay suerte unos tamales.

¿Te parecen raros esos horarios?

Posiblemente sí, porque en México estamos acostumbrados a tener tres comidas diarias.

El desayuno entre las 7 y las 10 de la mañana, la comida entre la 1 y las 5 de la tarde, y la cena va de las 8 hasta las 11 de la noche. Sabemos que, en nuestro caso, el platillo principal se da durante la tarde con alguna sopa, carne o pollo y unas deliciosas tortillas.

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¿Pero quién está bien?

En realidad cada región tiene sus costumbres y no significa que estén mal, explica Carlos Zamarripa, especialista en nutrición y académico del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Lo importante es que comamos continuamente y lo hagamos de la mejor manera. 

Por ejemplo, en otros países se realizan más comidas diarias.

En Chile, por ejemplo, Natalia nos cuenta que se desayuna algo ligero entre las 7 y 9 de la mañana, como un pan y un té con leche. El almuerzo ocurre a las 2 de la tarde. Más tarde ocurre “la once”, entre las 6 y 8 de la tarde, en donde se toma té o café acompañado de algo dulce o huevos revueltos, y finalmente cenan a las 9 de la noche.

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Y en España, explica Víctor, se suelen hacer cinco comidas diarias. Se desayuna entre las 7 y las 9, principalmente panecillos, se almuerza a las 11, se come a las 2 y es donde se sirve el platillo más fuerte, se merienda entre 5 y 6 de la tarde, y finalmente se cena a las 9 de la noche.

Lo ideal es comer cada 4 horas y centrarse en el desayuno

Existe un refrán que dice: desayuna como rey, almuerza como príncipe y cena como mendigo. Y el especialista en nutrición, Carlos Zamarripa, señala que el refrán no está tan errado .

El académico explica que lo ideal es comer cinco veces al día y que entre cada uno de los alimentos ocurra un máximo de cuatro horas de diferencia para tener en las mejores condiciones posibles a nuestro cuerpo.

Y como dice el refrán, comamos la mayor cantidad por la mañana y la menor por la noche.

“El desayuno debe de ser la comida más fuerte, porque vas iniciando el día y tienes que tener una buena cantidad de todo: energía, proteína y grasas, de todo. Y obviamente en él, una buena cantidad de frutas y verduras que el mexicano común no hace. Ya en la comida ir disminuyendo la ración. Porque comemos muy fuerte. Y la cena tendría que ser algo muy ligerito y dos horas antes de ir a dormir”, explica Zamarripa.

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Y tiene razón. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2021, (Ensanut), el mexicano promedio consume más carne no procesada y bebidas endulzadas, que verduras, frutas, huevo y lácteos, productos recomendados para comer de manera cotidiana.

Zamarripa también explica que durante el desayuno debemos de evitar solo beber café o jugos.

“El consumo de jugos, en especial de naranja o de toronja no es ideal, porque son cítricos que tienen cantidades de vitamina C, sin embargo, como la vitamina C es hidrosoluble, a los cinco minutos de que usted se sirve el jugo en el agua empiezan a romper los enlaces y lo que se va a tomar es azúcar con color”, explica el académico.

Por ello su recomendación es que en lugar de jugo consumamos la fruta entera, para así absorber toda la fibra y vitamina C que tiene.

En el caso del café, comenta, tomarlo solo por las mañanas, sin un alimento adicional, puede irritar y finalmente causar gastritis.

Cena dos horas antes de dormir

El nutricionista recomienda que después de las 6 de la tarde se consuman más alimentos como verduras y frutas, -síp, adiós mito de no cenar sandía– o cualquier otro alimento que no lleve grasas.  Y que la cena se haga dos horas antes de dormir.

Esto se debe a que después de las 6 de la tarde, aunque la persona se duerma después de las 10 de la noche, su cuerpo en ese horario tarda más en realizar el proceso de digestión y absorción. “Lo que hace el mexicano promedio es que se va a dormir todavía con un proceso digestivo pendiente, y pues obviamente el organismo lo empieza almacenar”, explica Zamarripa.

“El detalle está en que usualmente los mexicanos cenamos pesado. Los que llegan de una oficina cenan lo que sobró de la comida, pero debería ser muy ligero. Yo les digo a mis pacientes, si llegan con mucha hambre del trabajo, come un taco y ya no le agregues más grasas, come verduras. Una buena alternativa es una ensalada. Pero obviamente que la persona no se vaya a dormir con hambre porque tampoco es el objetivo”, agrega el académico.

Deja de obsesionarte con el tamaño del cuerpo, lo importante es estar sano

El maestro del IPN insiste en que actualmente estamos normalizando muchas alteraciones en nuestro cuerpo como tener gastritis o colitis. “Pero eso no es normal”, enfatiza. Incluso Ensanut señala que además de estas afecciones, una mala alimentación puede derivar en diabetes y colesterol alto.

Esto ocurre porque nos malpasamos, es decir, dejamos un montón de horas sin comer o creemos que tomar café es sinónimo de desayunar.

Y lo más importante, debemos soltar la cinta métrica y preguntarnos más sobre cómo se siente nuestra pancita. 

Para el académico, no es tan importante el tamaño o peso de la persona, sino la intención de estar sano y no tener alteraciones como gastritis o colitis.

“Cuando la gente me dice: «a ver deme una dieta», le digo, espérame: «tienes que cambiar de hábitos alimenticios para cambiar tu vida», el primer punto para tener un buen apego a la dieta es aceptarse como estás”, agrega Zamarripa.

En un país donde 74% de la población adulta tiene sobrepeso u obesidad, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2021, el punto, agrega Zamarripa, es que las personas modifiquen los hábitos que les produce esa obesidad, no la forma de su cuerpo.

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