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Una carta de amor a la Nutella

Por Animal Gourmet

Si aquél bote de plástico o vidrio que contiene ese brilloso y untuoso ingrediente que hoy conocemos como Nutella fuese una mujer, estamos seguros que sería muy, muy atractiva.

A sus 69 años sería sin duda una mujer seductora y peligrosa, muy viajada y cosmopolita. Una mujer que desde muy joven ha sido objeto de deseo de millones de seguidores, hombres y mujeres que en el mundo entero buscan en ella un remanso de paz, una satisfacción particular, un sentimiento que casi jamás se ha visto. Una cucharada de esta mujer genera mucho en el cuerpo.

A sus 69 años sería sin duda una mujer seductora y peligrosa, muy viajada y cosmopolita

Pietro Ferrero, el creador de la Nutell. // Foto: Especial.

Pietro Ferrero, el creador de la Nutella. // Foto: Especial.

Nació en 1946 en el Piamonte, Italia. La creó Pietro Ferrero, un chef de pastelería local y la llamó Giandujot (en honor a un popular carnaval de la región). Y nació como una barra de chocolate formado, principalmente, por avellana ante la escasez de cacao en el mundo.

Con los años fue migrando de receta y aquella mujer atractiva se transformó de barra a crema de avellana y cacao con una textura muy rica, en todo el sentido de la riqueza de la palabra.

Comenzó a ser popular y por ello había que ponerle nombre a aquélla maravilla. Visionarios del fenómeno en el que se convertiría encontraron el nombre perfecto: la combinación de la traducción de avellana en inglés, nut, con el sufijo dulce ella, de origen latino. Así, nació Nutella.

Y no, no es mujer, pero sí es exquisita. Y lo más increíble es la simplicidad de sus ingredientes, una combinación de avellanas y cacao que resulta en una crema de sabor increíble.

Llama la atención lo que productos así causan alrededor del mundo. No son modas, no sólo es un producto mercadológico impecable, es un sabor que produce, como las cosas muy dulces, una sensación de felicidad que también hemos visto en fenómenos como los cupcakes o el Quick de chocolate, por ejemplo.

No sólo es un producto mercadológico impecable

Ahora viene la gran pregunta: ¿qué es lo que contiene que lo hace tan bueno? Pues bien, la tradicional crema de avellanas comercial, es decir la marca Nutella tiene, tal cual: azúcar, aceite vegetal, avellanas (13%), cacao magro en polvo (7.4%), leche descremada en polvo (6.6%), suero en polvo, emulsificante (lecitinas) y saborizante (vainillina).

Sus ingredientes son todo un tema pues la Nutella está considerada como un alimento muy nutritivo y completo en la percepción de muchas, muchas familias. Y no con el ánimo de echar a perder esta historia de amor, sino únicamente con propósitos informativos, una cucharada de Nutella tiene 100 calorías.  De acuerdo a su etiqueta una porción de 37 gramos de Nutella, equivalente a dos cucharaditas más o menos, contiene 11 gramos de grasa, 21 gramos de azúcar y ni más ni menos que 200 calorías. Nada es gratis.

Pero concentrémonos en el fenómeno. Adultos, niños, madres, jóvenes, muchos, buscan recetas nuevas con Nutella. Imaginan un mejor sundae, una crepa más sabrosa –una casi imposible de mejorar  es combinación entre plátano y nutella-, en pan, panini, pay o hasta a cucharadas.

La buena noticia es que la opción casera es muy nutritiva (ésta sí, muy nutritiva) y fácil de elaborar. No pretendemos competir con lo que hay, conocemos el sabor y las sensaciones de placer que produce, pero una variadita de vez en cuando siempre es positiva.

Les compartimos una receta del crema de avellanas y cacao que se puede preparar en casa, solo necesitamos un buen procesador de alimentos para que la textura se acerque, lo más posible, a aquella mujer italiana, atractiva y cosmopolita que ha conquistado el corazón de millones en el todo el mundo.

Ingredientes

2 tazas de avellanas naturales y crudas (sin tostar)

1 taza de azúcar (pueden utilzarse sustitutos)

½ taza de cacao en polvo (Hershey’s es ideal)

½ cucharadita de extracto de vainilla

3 cucharadas de aceite de oliva, de avellana o de nuez

Preparación

Precalentar el horno a 180°C. En una charola, tostar las avellanas al horno hasta que su cáscara se oscurezca levemente. Ponerlas en una toalla o servilleta y frotando, retirar la cáscara. En el procesadora de alimentos, procesar las avellanas hasta obtener una mantequilla, con una consistencia cremosa.

Agregar el resto de los ingredientes y procesar un poco más para incorporarlos bien y obtener esa consistencia cremosa que la hace rica y untable. Vaciar sobre un contenedor de vidrio con tapa para que se conserve fresco.