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Perú, los sabores de altura

Por Animal Gourmet

Bolivia y Perú no sólo comparten una extensión del lago Titicaca, sino también su gastronomía. Al menos eso se observa en el departamento de Puno, ubicado a casi cuatro horas de la frontera Kasani-Yunguyo.

En este punto geográfico cualquiera puede elegir entre una Inca Kola o un “mocochinchi” boliviano –bebida con durazno pelado y deshidratado- para refrescarse mientras realiza los trámites de migración.

No se puede explicar qué es Puno sin mencionar al Titicaca, donde se encuentran las islas flotantes de los Uros, una comunidad indígena que construyó pequeños archipiélagos con tallos y hojas de totora, una especie de juncos que han sido trenzados y enmarañados por manos milenarias. Cuando se desembarca se siente la sensación de caminar sobre un inflable.

Las islas se elevan como si se tratara de un cuerpo flotando sobre el lago más alto del mundo que tiene un oleaje parecido al del mar, pero con mayor sutileza. Su bondad también da para abastecer alimento para los lugareños que se encuentran a 3 mil 860 metros sobre nivel del mar.

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En el lago Titicaca están las islan flotantes creados por los Uros, una comunidad indígena. // Foto: Mónica Ocampo.

La truchicultura es una de las actividades económicas más importantes de la región de Puno, considerada como el primer productor de trucha fresca, debido a sus 356 lagunas, 316 ríos, y obviamente el Titicaca.

La trucha se sirve en cualquier restaurante o mercado ambulante. Se fríe y se acompaña con papas, chuños sancochados, arroz y ensalada criolla. Todo en el mismo plato. Su precio va de los 15 a los 20 soles –entre 70 y 100 pesos mexicanos-.

Aunque muchos de los platillos han sido influenciados por Bolivia, pues prácticamente comparten los mismos vegetales, granos y ajís, la comida peruana tiene un toque especial. En términos más claros, si se tratara de un partido de futbol, Perú le ganaría dignamente a Bolivia.

No hace falta entrar al lugar más exclusivo para deleitarse el paladar. En cocinas populares encontrarse en el menú la palabra “adobo” es augurio de buena suerte.

Es una especie de caldillo condimentado con una gran variedad de ajís y un buen trozo de “chancho” –carne de puerco-. No se necesita ni limón. Tiene un sabor único. Otro platillo típico es el “chairo”. Una sopa espesa con papas, chuño, habas, orégano, verdura  y carne.

En ninguna mesa peruana puede faltar la Inca-Kola, el refresco más vendido en el país. // Foto: Mónica Ocampo.

En ninguna mesa peruana puede faltar la Inca-Kola, el refresco más vendido en el país. // Foto: Mónica Ocampo.

Pero ir a Perú y no comer ceviche es imperdonable. En Puno, uno de los lugares más recomendables es Mareas, Ceviche y Más, ubicado a espaldas del Palacio de Justicia en la calle de Jirón Cajamarca 448.

La especialidad de la casa es el ceviche al estilo Mareas, que consiste en una abundante porción de pescado marinado en jugo de limón, naranja y ají sobre una cama de lechuga y cebolla morada, maíz dorado y rodajas de camote cocido.

Aquí primero sirven el plato fuerte y después el caldo de pescado sazonado con cebollines, sencillo, pero delicioso. Aunque tiene una fachada sencilla, por dentro el lugar es bastante amplío. Tiene dos pisos y mesas en el patio, además ofrece música en vivo. Todo esto por menos de 20 soles.

En un anuncio de la entrada principal hay una leyenda que dice: “Mareas, Ceviche y Más, es más que sólo una cevichería. Mareas son sabores, colores, texturas y pasiones”, palabras que bien podrían describir a Puno es su totalidad.