drag_handle

JOYÀ, el exquisito menú circense

Por Animal Gourmet

Quizá la clave de esta aventura sea el tiempo que se vive en las grandes alturas de la imaginación. Se trata de una primicia mundial ya que se ha construido un teatro sobre una laguna en la jungla maya, un oasis dentro de un oasis, donde por primera ocasión en el mundo se ofrece una cena además del espectáculo, garantizando una experiencia culinaria y de entretenimiento única en su tipo.

Aquí no se revela ningún secreto, pero se puede intentar la descripción detallada de los platillos que conforman la cena del espectáculo JOYÀ del Cirque du Soleil, una íntima velada, teatral y gastronómica en la Riviera Maya.

El comensal accede al teatro desde una hora antes de la tercera llamada y es conducido hacia su mesa por personajes teatrales, al tomar asiento la diversión comienza con un colorido plato de vidrio sobre el que se han montado con esmero tres entradas y en medio de estos manjares hay un vaso de barro que genera una nube entre flores y ramas.

Cuando esta niebla se disipa surgen un par de finas lajas de marlín ahumado sobre hojas de lechuga escarola, a su lado un cilindro de queso de cabra envuelto en chía y hay también un polvo seco de intenso gusto cítrico; la combinación de texturas y sabores resulta un lujo. Cada detalle está pensado para entretener.

Más allá encontramos el caparazón de un cangrejo bajo el que se esconde la fina pulpa de este animal condimentada de manera que se comprende qué es la dulzura en los mariscos; montado sobre una rodaja de rábano, no se sabe si está vivo o es comida.

Hay también jamón ibérico, auténtico bellotero, adornado con perlas de caviar de melón, un montecito de queso Ramonetti maduro y galletas tostadas. Es preciso decir que todo el platillo es igual de sugerente a la vista como al paladar y los sabores pueden ser también metáfora o deleite.

La bebida que se ofrece es el champagne francés de la marca Mercier, en versión Brut, un vino seco de pálido color amarillo con tonos de sabor frutal e intensa burbuja; es el único lugar fuera de Francia donde este vino se puede encontrar.

Mientras se disfruta de las entradas hay lentas transformaciones en el escenario y un cuarteto de músicos interpreta un repertorio notable con el arpa y el violín, la conga y la flauta: ¡Buena música!

El segundo tiempo es carne o pescado. La costilla de res ha sido braseada con paciencia generando una suavidad perfecta, jugosa substancia y sabor excepcional, la vianda es de categoría especial y se sazona con una espesa salsa de vino tinto, a su lado hay un hueso tostado con su tuétano, es un deleite carnívoro; por su parte, la guarnición es escultórica ya que entre hojas de maíz se ha montado el puré de camote y algunos vegetales de temporada complementan la composición.

El pescado del día es el mero, un ingrediente local de gran frescura que se presenta en un término perfecto pues la carne es realmente jugosa y placentera, es una gran porción servida sobre mole verde de textura y sabor envolventes, además se acompaña con un tamalito de plátano y algunas cosas más que adornan el plato y se pueden comer: vegetales, hierbas…

La propuesta del chef Alexis Bostelmann es atractiva para la vista y el paladar ya que se aproxima al espectáculo teatral desde la estética de los platillos y al igual que el alquimista del cuento, procura mantener con vida una tradición, pues se trata de la interpretación moderna de recetas clásicas elaboradas con ingredientes legítimos, pero es audaz, intelectual y muy divertida.

Mucho más podría decirse de esta sorprendente cena, como el hecho de que existe una opción vegetariana o referirse con flores el eficiente servicio en la mesa, no es preciso entrar en detalles acerca de los misterios, que los hay, baste decir que el final de la cena es un postre libresco, surgido de una verdadera biblioteca de repostería.

Súbitamente aparecen los animales y sin darse cuenta el comensal se ubica en medio de un espectáculo que lo mantendrá feliz por más de una hora del mejor circo del mundo.

Son tan solo 18 metros desde la última fila hasta el escenario, por lo que incluso el más lejano espectador sentirá la chispa de una emoción cercana. Una cena y un circo, entre jungla y cenotes en la Riviera Maya, que vale la pena no perderse.

Sitio web: www.cirquedusoleil.com