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El solar maya U lu'umil Kuxtal… o cómo transformar un jardín en un medio de alimentación y generación de energía ecosustentable

Por Azucena Pacheco

José De la Cruz es un indígena maya de 35 años de Maní, Yucatán, y junto a su esposa Fátima del Carmen —de 34 y que padece una enfermedad crónico degenerativa—, hace cinco años decidieron hacer un cambio radical en su alimentación para mejorar su calidad de vida.

Retomaron el solar maya, la forma ancestral de alimentación ecosustentable que utilizaban sus antepasados desde el periodo clásico, hace más de 2000 años que, además, genera energía de forma responsable con el medio ambiente.

A este proyecto le llamó U lu’umil Kuxtal, que en maya quiere decir tierra y vida, algo que se podría traducir como tierra viva.

La comida que ya no nutre e incluso puede dañar

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El matrimonio De la Cruz decidió tomar este camino porque los doctores les dijeron que el tratamiento de la artritis reumatoide juvenil de Fátima dependía más de llevar un estilo de vida saludable que de llenarse de medicamentos. 

Los médicos les confirmaron algo que ellos ya sabían: que la comida que se puede adquirir en el súper o el mercado cada vez tiene menos componentes nutricionales y más aditivos químicos nocivos y está dejando de ser sustentable tanto para la salud como para el entorno.

Entonces la pareja decidió retomar los conocimientos de sus ancestros mayas, dando nueva vida al jardín que rodeaba su casa, transformándolo en un solar maya. 

Sabiduría ancestral al servicio de la salud

Foto: Cortesía Solar Maya U lu’umil Kuxtal

Fue un trabajo exhaustivo construir este pequeño ecosistema autosustentable que les llevó varios meses.

Pero los resultados fueron palpables desde los primeros días. Se dieron cuenta con asombro de que a través de este sistema, podían producir el 70% de sus alimentos, electricidad e incluso el gas para la cocina. 

A cuatro años de entrar en funcionamiento, su emprendimiento se fue conociendo de boca en boca, hasta que José decidió abrir las puertas de su solar maya a todo aquel que quisiera conocerlo y, por qué no, replicarlo.

Además abrieron su página de Facebook, que habla de todas las bondades de su solar maya, además, desde ahí puedes reservar tu visita.

José considera que difundir este modo de producción es necesario pues: “Las nuevas generaciones, están totalmente desapegadas del campo y de este tipo de agricultura”.

“Nos meten la idea de que vivir en una comunidad y dedicarse al campo o vivir en una casa de paja es sinónimo de pobreza”. 

“La gente se lo ha ido creyendo y hemos ido dejando de producir nuestro propio sustento, muchas veces por comodidad, pues todo nos lo brindan en las tiendas en cada esquina”.

“También nos dicen en la televisión que tenemos que consumir todo procesado, todo listo. Pero esos productos no son alimentos e incluso pueden perjudicar nuestra salud”.

De qué se compone un solar maya

Foto: Cortesía Solar Maya U lu’umil Kuxtal

Dentro de los componentes que conforman al solar están las plantas de ornato y medicinales, árboles frutales, como plátanos naranjas limones mandarinas, aguacate café, carambolas, guayabas, guanábana y maracuyá.

También cuenta con un área de hortalizas, en la que siembran de 35 a 40 tipos diferentes, como rábanos, coles y coliflores.

“Ahorita estamos iniciando la temporada de mucho calor y viene la de lluvia, como a las hortalizas no les gusta este tipo de clima, cambiamos a otros cultivos que sí aguantan este tipo de condiciones”.

“Empezamos a sembrar cilantro, calabaza, pepino, yuca, camote; y en otros seis meses sembramos otros tipos de hortalizas”.

Todo esto sirve también para que la tierra no se agote y aprovechemos al máximo el suelo, ya que al realizar la rotación de cultivos, lo nutrimos y mantenemos sus características, pues diferentes cultivos aportan nutrientes diferentes a la tierra”.

En cuanto a las plantas medicinales, cuentan con alcanfor, menta, sábila, romero y albahaca entre muchas otras.

Lo más interesante es que, al realizar la visita guiada, puedes aprender para qué sirve cada una y su manera de prepararlas para que puedas seguir el tratamiento de medicina tradicional maya desde casa.

También animales e insectos

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Foto: Cortesía Solar Maya U lu’umil Kuxtal

Además, cuentan con colmenas que producen miel de abeja melipona, con cuyos excedentes elaboran diferentes productos derivados de miel.

Polen, champú, crema, jabones, dulces y pinturas artesanales, son sólo algunos de los productos artesanales que puedes adquirir en la tiendita del solar. 

El solar maya también incluye aves, como pollos, patos y gansos, y animales locales como el cerdito pelón, del que, además de consumir su carne, produce el gas que usan en la cocina:

“Usamos el estiércol en un biodigestor, a través de una geomembrana con un proceso anaeróbico natural que es transformada en gas”. 

El solar está rodeado por árboles maderables y forrajeros que sirven para la alimentación de animales y dar sombra a la casa y el resto de los cultivos. 

Un solar maya puede ser de cualquier tamaño y rodea la típica casa maya. El de José y su familia es de 40 x 70 tenemos metros cuadrados. 

La venta de excedentes

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Foto: Cortesía Solar Maya U lu’umil Kuxtal

El 70% de lo que genera el solar maya es para consumo de José, Fátima y sus dos hijos, de 4 y 6 años. 

Los excedentes de carne, miel, productos de miel, hierbas, hortalizas, frutas, maderas y hierbas deshidratadas que convierten en condimentos se venden en comercio justo.

Esas ganancias les sirven para mantener el solar y comprar el 30% restante de productos que llegan a necesitar y no están disponibles en él. 

Todo lo que se produce en el solar maya se puede clasificar como orgánico, ya que aunque no cuente con las certificaciones internacionales que los catalogan como tal, toda su producción está libre de aditivos químicos u hormonas. 

¿Cuáles son los beneficios de montar un solar maya?

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Francisco y Fátima / Foto: Cortesía Solar Maya U lu’umil Kuxtal

Gracias a este pequeño ecosistema, que todo aquel que tenga el terreno suficiente puede replicar, José y su familia consumen comida fresca, sana y de calidad diariamente.

Además de generar la energía que utilizan en casa, gracias a celdas solares que les dan electricidad y al biodigestor que los provee de gas.   

El movimiento que comenzó José se ha hecho famoso alrededor del mundo y gracias a su página de Facebook han venido personas de otros países a visitarlo para tratar de implementar el sistema en sus respectivas latitudes. 

También comienzan a ver más gente local que está implementándolo poco a poco en sus jardines, siempre con el apoyo y asesoría de José.

Y, afortunadamente, estos esfuerzos también están siendo notados por instituciones como el Fondo Agroecológico para la Península de Yucatán (FAPY).

En la mira del FAPY

Foto: Cortesía FAPY

Basilio Velásquez Chi es Coordinador del Fondo Agroecológico para la Península de Yucatán (FAPY). Este organismo tiene base en Estados Unidos y trabaja con muchos otros países.

El capítulo de la Península de Yucatán fue creado hace dos años como un proyecto piloto para impulsar y fortalecer los esfuerzos en producción alimentaria con sistemas agroecológicos.

Este proyecto está otorgando financiamiento a iniciativas agroecológicas en la península de Yucarán, sobre todo a aquellas con base comunitaria.

“A principios del 2021 emitimos una convocatoria abierta a todas las organizaciones en la Península de Yucatán dedicadas a la producción de alimento para financiar a organizaciones comunitarias y dedicadas a la producción para mejorar la producción agrícola sustentable. Esta iniciativa surgió por la problemática alimentaria en la región que ocasionó el covid”. 

Se otorgaron financiamientos de 20.000 dólares a 30 proyectos que fueron evaluados por comités de seguimiento. De estos proyectos financiados algunos están en desarrollo y otros están por cerrar.

Difundir los mejores proyectos agroecológicos comunitarios

Foto: Cortesía FAPY

El objetivo del FAPY no es solo otorgar financiamientos, sino ayudar a difundir los alcances de los mismos y que se continúe el aprendizaje para sus patrocinados a través del intercambio de experiencias.

Es por eso que hace sólo unos días, el 16 y 17 de abril, se llevó a cabo una actividad llamada Comunidad de aprendizaje.

La sede a la que asistieron los representantes de estos 30 proyectos, con el objetivo de conocer otras experiencias agroecológicas fue la Escuela de Agricultura Ecológica de Maní .

Una de las propuestas que el FAPY quiso dar a conocer fue el solar maya de José y Fátima, para que sus patrocinados se inspiren con otros modelos agroecológicos y que regresen a sus comunidades con nuevas experiencias que puedan fortalecer el intercambio de aprendizajes. 

José no conocía los alcances del FAPY hasta que ellos lo encontraron pero está listo a postularse a la siguiente convocatoria que, según Basilio podría lanzarse a finales de 2022 o principios de 2023.

“Esta convocatoria estará abierta para que puedan participar todas las organizaciones comunitarias que tengan este enfoque de producción alimentaria”.

“En el FAPY damos preferencia a organizaciones que ayudan a fortalecer la producción de alimentos con mucho enfoque de fortalecimiento local, por lo que incluimos esta visita al solar maya, ya que nos parece un buen proyecto que tal vez en la siguiente edición pueda concursar por el financiamiento”.

También beneficios para el planeta

Foto: Cortesía Solar Maya U lu’umil Kuxtal

Según el arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Arturo Ismael Victoria Pérez, el cambio climático es un conjunto de factores (naturales y antropogénicos) que provocan un incremento sostenido de la temperatura de la atmósfera de la Tierra. 

Esta elevación de la temperatura media del planeta es consecuencia, en mayor porcentaje, de prácticas humanas que generan emisión de gases de efecto invernadero, con mayor responsabilidad, de las sociedades industrializadas. 

Victoria asegura que el solar maya existe desde la etapa precolombina y que aún perdura como unidad básica de residencia en muchas poblaciones de la Costa del Golfo de México y de las Tierras Altas y Bajas mayas.

“Aunque ha tenido su proceso de adaptaciones culturales, ecológico-ambientales y de experiencias acumuladas a través de los siglos”. 

El solar entonces se convierte en una herramienta poderosa contra las modificaciones provocadas por el cambio climático, ya que se destina a solventar las necesidades de subsistencia por tiempo prolongado y otorga acceso inmediato a los recursos por su relación directa con la vivienda y por ser un área gestionada por la familia. 

Además, un solar cuenta con riqueza y variabilidad de sus usos y valores, es un recinto de actividades productivas, como cría de animales, cultivo de vegetales y miel, y ecológicas, como la conservación de la biodiversidad.

En síntesis, el solar es una zona donde convergen diversas acciones tendientes al sostenimiento y reproducción de un grupo, mismo que está sustentado por las relaciones sociales entre sus miembros y las interacciones de éstos con la naturaleza circundante.

Los solares mayas en el contexto de Cambio Climático

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Foto: Cortesía Solar Maya U lu’umil Kuxtal

Según el arqueólogo Victoria, el solar maya también permite la implementación de estrategias a escala familiar que ayudan a mitigar el cambio climático y aseguran mayor sustentabilidad para sus miembros. 

Algunas de estas estrategias son la mayor siembra de árboles buenos para fijar el carbono de la atmósfera que al mismo tiempo le resultan productivos al grupo doméstico, como el Ramón.

También hay árboles que sin ser productivos alimentaria o económicamente para el ser humano demuestran resistencia y adaptación al cambio climático como son la ceiba o yaxché.

“El solar también es un espacio educativo donde los padres y abuelos transmiten a su descendencia conocimientos y técnicas que resguardan y mejoran la resiliencia del solar”. 

La cura casi milagrosa a la enfermedad de Fátima

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Fátima / Foto: Cortesía Solar Maya U lu’umil Kuxtal

La artritis reumatoide juvenil es una enfermedad que no tiene cura, pero con la que se puede tener una buena calidad de vida si se implementan estrategias para hacerla más saludable. 

Lo que Fátima, la esposa de José está haciendo para mejorar esta artritis, es comer casi exclusivamente lo producido en el solar maya, que está libre de cualquier aditivo químico, además de consumir la miel de abeja melipona, especialmente recomendada para este tipo de afección.

También utiliza medicina tradicional maya elaborada con las plantas de su huerto.  Fátima ya no tiene ningún síntoma físico después de cinco años de comenzar este estilo de vida.

La alimentación de Fátima y su familia consta mayormente de plantas verdes, además de mucho jengibre y canela que son anti inflamatorios.

Dejaron de consumir una gran cantidad de carne y cuando lo hacen, una o dos veces a la semana, proviene del solar. 

José también atribuye la curación de Maria Elena a la terapia ocupacional, pues está concentrada en mantener el solar y atender a los visitantes y ya no está pensando tanto en que está enferma.

A comer sabroso en U lu’umil Kuxtal

Foto: Cortesía Solar Maya U lu’umil Kuxtal

Si quieres visitar el solar maya U lu’umil Kuxtal tienes que reservar con al menos un día de anticipación. El recorrido por el solar U lu’umil Kuxtal por ahora es de cooperación voluntaria. 

También puedes comer delicioso antes o después de tu visita guiada reservando con al menos cuatro días de anticipación tu desayuno o comida, que tienen un costo de 200.00 pesos. 

Allí podrás probar las costillas de cerdo pelón marinadas con miel de melipona, o el escabeche de pollo.

Ambos platillos se cocinan de forma tradicional al pib, enterrados en la tierra y van acompañados de arroz, frijoles, tortillas hechas a mano y aguas de frutas. 

El 80% de los ingredientes que se usan son producidos en el solar. Puedes reservar en su página de Facebook o por Whatsapp, al +52 997 128 7200.

El Pueblo Mágico de Maní está a 80 kilómetros de Mérida, no existe transporte colectivo hacia allá, así que tendrás que tomar un taxi o un autobús a Oxkutzcab y de ahí, un taxi a Maní.

Allí, además podrás visitar el cenote Maní Chan, el convento de San Miguel Arcángel, ver la labor de las bordadoras y saborear deliciosos platillos locales como el Pok chuc, el queso relleno, el pollo en escabeche, los panuchos y productos locales como la miel de abeja melipona.