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La niñez mexicana, mal alimentada

Por Mariana Toledano

La niñez es una etapa crítica para el desarrollo cognitivo, y el crecimiento, es una fase de formación de hábitos, y aprendizaje constante, por lo tanto, una alimentación correcta cobra especial importancia durante estos primeros años de vida.

Sin embargo, en México sucede que los niños y niñas llevan en su mayoría, dietas poco saludables, así lo demuestran las últimas estadísticas de la ENSANUT (Encuesta nacional de salud y nutrición), uno de cada tres adolescentes presenta sobrepeso u obesidad¹ , mientras que para los escolares, la prevalencia ascendió a 26% en ambos sexos, lo que representa a más de 4.1 millones de niños con este problema.²

¿Podemos culparlos? Diariamente los niños son bombardeados con imágenes y publicidad, se desarrollan en un entorno en el cual es mucho más fácil y barato comer azúcares ocultos en jugos de “frutas”, yogurt, cereales de colores, barritas y galletas que se promocionan como desayuno, que tener un desayuno real, en los restaurantes, un “menú infantil” consiste en nuggets, hamburguesas, papas o refrescos, muchas veces acompañados de juguetes o imágenes de sus personajes favoritos de caricaturas y películas.

El juego, que para los niños de hace algunas décadas exigía movimiento y esfuerzo físico, se ha sustituido por actividades en su mayoría sedentarias. Por otra parte, los padres, responsables de la alimentación familiar, desconocen el valor nutricional (o carencia del mismo) de muchos de los productos que incluyen en sus compras cotidianas.

La falta de información sobre las consecuencias de una alimentación rica en alimentos ultra procesados, aunado a la enorme disponibilidad que estos tienen, tanto en zonas urbanas como rurales, han desencadenado junto con otros factores, la actual epidemia de sobrepeso y obesidad infantil, y con ella, casos insólitos como diabetes tipo 2 o enfermedades cardiovasculares en menores de ¡12 años!

La formación de hábitos saludables durante esta etapa es una herramienta indispensable para la prevención de enfermedades derivadas de la mala alimentación, es por eso que a continuación se presentan algunos consejos para los padres:

  • Incluir frutas y verduras frescas diariamente en los diferentes tiempos de comida
  • Preferir fuentes magras (bajas en grasa) de proteína como pescados, leguminosas, pollo sin piel, lácteos descremados, y carnes rojas con moderación
  • Evitar alimentos fritos o irritantes
  • No imponer gustos personales en la alimentación de los niños
  •  Respetar su apetito y no forzarlos a comer si manifiestan estar satisfechos
  • Dar primero los alimentos principales (sopas, ensaladas o guisados), y al final, y de manera ocasional, postre.
  • No utilizar los alimentos como “premios” o “castigos”, esto detona que los niños perciban alimentos que generalmente son ricos en azúcares como “buenos”, y otros como “malos”
  • Integrar a los niños a la alimentación familiar. A partir de un año de vida, pueden consumir en porciones pequeñas los mismos alimentos que el resto de la familia (verduras, frutas, cereales, carnes). No es necesario excluir sus alimentos.
  • Elegir siempre alimentos naturales, e incluirlos en la selección y preparación de los mismos. Invitarlos a elegir recetas y cocinarlas juntos.
  • Preferir siempre hidratación con agua simple, y no con bebidas azucaradas como jugos y refrescos.
  • Comer sin televisión, computadoras o videojuegos, nuestro cerebro puede no percibir las cantidades de alimento que ingerimos al estar distraídos, además, comer es un acto social y de vinculación familiar.

¹ENSANUT 2012.
²UNICEF México. Salud y nutrición. http://www.unicef.org/mexico/spanish/17047.htm