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Brasil tiene la mejor política nutricional

Por Mariana Toledano

Uno de los problemas más importantes en nuestro país es la obesidad, la cual no sólo radica en la cantidad de grasa que tenemos almacenada especialmente en el área abdominal, sino en la gran cantidad de enfermedades que esto genera. Día con día millones de personas dedican su vida a diseñar dietas y muchos más a seguirla, tal vez deberíamos voltear a ver a Brasil.

Este país de América del Sur tiene una política nutricional muy distinta  la nuestra y parece que le funciona bastante bien. La gran diferencia radica en que ellos no basan su dieta en torno a ciertos nutrientes, las calorías o querer perder eso. Tampoco están obsesionados con seguir al pie de la letra la pirámide nutricional.

En lugar de esto, centran su atención en motivar a los ciudadanos a simplemente cocinar los alimentos en casa y ser más críticos con lo que ofrecen las grandes comercializadoras de alimentos procesados. En 143 páginas, el Ministerio de Salud de Brasil establece lo que puede ser la guía de alimentos más inteligente del mundo.

A continuación te presentamos los  puntos más importantes  que publicó la revista Vox y que tradujimos del inglés.

Alimentos enteros

La dieta se debe basar en alimentos naturales o mínimamente procesados, deben ser muy variados y especialmente de origen vegetal, estos resultan muy nutritivos, deliciosos e impactan de manera positiva a la sociedad, pues son productos  sostenibles ambientalmente.

La sal, el azúcar y la grasa

Utilizar aceites, grasas, sal y azúcar en pequeñas cantidades ayuda a sazonar y cocinar los alimentos. Sin embargo, es importante utilizarlos con moderación en recetas a base de alimentos saludables, ya que contribuyen a generar dietas diversas y deliciosas sin someterlas a un proceso nutricionalmente desequilibrado.

Alimentos procesados

Este tipo de alimentos como aperitivos envasados, refrescos y sopas instantáneas, presentan ingredientes muy procesados y nutricionalmente desequilibrados. En la mayoría de los casos sus medios de producción, distribución y comercialización, dañan el medio ambiente y afectan la vida social.

Estos alimentos están empacados para consumirse sin ningún tipo de preparación y en cualquier momento, caminando por la calle, en el trabajo, sentado en un sofá, lo que genera que compartir los alimentos en la mesa sea innecesario.

Comer es una experiencia social

También el entorno tiene mucho que ver. Los seres humanos somos sociales por naturaleza y compartir los alimentos es parte de nuestra evolución y adaptación. Esta práctica resulta pieza clave en el desarrollo de la cultura y la civilización, como la división de responsabilidades en la exploración, adquisición, preparación y cocción de los alimentos.

Comer juntos es una manera profunda de crear y desarrollar relaciones entre las personas. Por tanto, comer es una parte natural y fundamental de la vida social. Es por ello que los lugares limpios, tranquilos y cómodos fomentan la atención sobre el hecho de comer, lo que evita los excesos de comida.

La clave del éxito

En conclusión, la filosofía de Brasil es preferir siempre los alimentos naturales, mínimamente procesados y recién hechos. Es decir, preferir el agua, la leche y las frutas en vez de refrescos, bebidas lácteas y galletas. Son mucho mejores los platos recién preparados como los caldos, sopas, ensaladas, salsas, arroz, frijoles, pasta y verduras al vapor, en comparación con las sopas instantáneas, las salsas industrializadas y las mezclas listas para hacerse.

Tal como menciona Julia Belluz de Vox, es fundamental modificar nuestros hábitos y optar por una alimentación más sana, estar al pendiente de la calidad de la comida que ingerimos y buscar acercarnos más a la naturaleza.

Si Brasil lo logró ¿Por qué nosotros no?