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El copoazú quiere ser la próxima superfruta amazónica

Por Animal Gourmet



Calificar al copoazú como el secreto mejor guardado del Amazonas tal vez sea exagerar.

Después de todo, el Theobroma Grandiflorum ya lleva algunos años siendo anunciado como la próxima “superfruta“, debido a sus numerosos nutrientes y antioxidantes.

Y el cupuaçu, como se le conoce en Brasil, también enfrentó hace algunos años al gobierno brasileño con una empresa japonesa que reclamaba derechos exclusivos sobre el nombre en portugués de este pariente del cacao.

Esa publicitada lucha contra la biopiratería, que se resolvió en 2004, también incluía al cupulate, como llaman en Brasil al chocolate hecho con la semilla del también denominado “cacao blanco“.

Y, en ese país, la fruta también se emplea comúnmente en la fabricación de helados, batidos, mermeladas y confitería, además de en la industria cosmética.

De hecho, ya son varias las compañías internacionales que también fabrican jabones, lociones, cremas, geles y otros productos a base de copoazú.

El copoazú sabe a copoazú. Pero si uno empieza a buscar referencias, tanto por la estructura de la pulpa y todo, tiene un toque parecido a la guanábana

Alejandro Álvarez, helados Selva Nevada

Pero en países como Bolivia, Perú, Ecuador, Venezuela y Colombia, donde también se produce la fruta, ésta sigue siendo una virtual desconocida, fuera de las regiones amazónicas y del reducido círculo de investigadores que trabajan para impulsar su explotación.

En el caso colombiano una de esas personas es María Soledad Hernández, quien lidera el grupo de investigación en “frutas promisorias” del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas Sinchi.

“En estos momentos (el copoazú) se está volviendo la vedette (de las frutas promisorias de la amazonía colombiana)”, le dijo a BBC Mundo Hernández, quien trabaja en la búsqueda de alternativas productivas sostenibles para los habitantes de la región.

Industria local

Copoazú, arazá y camu camu: helados de frutas amazónicas hacen parte del menú de un restaurante de Bogotá.

De hecho, la siembra de este árbol -que puede llegar a alcanzar los 18 metros de altura– fue inicialmente impulsada en los departamentos de la amazonía colombiana para ayudar a la recuperación de territorios afectados por el avance de la frontera agrícola.

Pero, con el apoyo del Sinchi y otras entidades, poco a poco también han ido surgiendo pequeñas industrias locales dedicadas a su explotación.

“Nosotros ofrecemos confites, confites cubiertos de chocolate, confites cubiertos con café, y mermeladas. Y ahora estoy en estos momentos ya terminando de hacer unas fermentaciones para hacer un vino (de copoazú)”, le dijo a BBC Mundo Yesid Beltrán, quien tiene una pequeña empresa basada en la ciudad de Florencia, en el departamento colombiano de Caquetá.

Y aunque Chagra Maguaré -como se llama la empresa- logró colocar durante un tiempo sus dulces en varias cadenas de supermercados de alcance nacional, en la actualidad estos se comercializan sobre todo en el mercado local.

“(En Florencia) se venden muy bien. Vendemos un promedio de cuatro mil cajas en el mes“, afirmó Beltrán.

En la capital de Caquetá también es posible encontrar chocoazú, el nombre colombiano del cupulate.

Y tampoco resultan extraños los batidos y helados hechos con pulpa de copoazú, la parte de la fruta que Beltrán también emplea para confeccionar sus dulces.

De hecho, a diferencia del Theobroma Cacao, el Theoborma Grandiflorum tiene más pulpa que semilla.

Y por eso la pulpa también es la parte tradicionalmente más aprovechada por los habitantes de la región amazónica.

Fruta promisoria

Colombia espera desarrollar agroindustrias basadas en estas exóticas frutas.

Wikipedia en inglés sostiene que el sabor de la pulpa de copoazú puede describirse como “una mezcla de chocolate con piña” y el de su jugo como “pera, con un toque de banana“.

Pero, para Alejandro Álvarez, “el copoazú sabe a copoazú”.

“Si uno empieza a buscar referencias, tanto por la estructura de la pulpa y todo, tiene un toque parecido a la guanábana“, le explicó Álvarez a BBC Mundo.

“Pero tiene su propia identidad y su propio sabor”, dijo el gerente se Selva Nevada, empresa que distribuye helados de copoazú y pulpa para la elaboración de jugos entre varios restaurantes de Bogotá.

Los helados y jugos de Sierra Nevada -que también promueve otros frutos de la biodiversidad colombiana– parecen ser por el momento la mejor forma de descubrir a esta fruta amazónica en la capital colombiana.

Pero si esta llega a convertirse en la “superfruta” de moda en Europa o Estados Unidos las cosas podrían cambiar.

Álvarez, sin embargo, está convencido de que el futuro del copoazú estará sobre todo vinculado a la explotación de la grasa que se pueden extraer de su semilla, la que tiene propiedades muy similares a las del cacao.

Y, en el Sinchi, Hernández está actualmente trabajando en esa dirección.

“No es un secreto que para esta década Theobroma Cacao va a ser nuevamente un boom“, le dijo Hernández a BBC Mundo.

“Hay una demanda importante, hay un crecimiento en el consumo, y su funcionalidad, es decir, las aplicaciones o los beneficios que puede tener sobre el bienestar del consumidor son clarísimas”.

“Y esas las estamos encontrando inclusive en sus parientes silvestres, como el copoazú”, concluyó.