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Tips básicos para limpiar mariscos de todo tipo

Por Paloma García Castillejos

Qué rica es la comida del mar. En ceviche, paella, a la parrilla…, aunque de pronto no es tan obvio cómo trabajar con ellos o incluso cómo cocinarlos. Es momento de empezar por el principio: limpiar mariscos y dejarlos listos para comer.

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Camarones

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Limpiar camarones es muy sencillo. Lo primero que debes hacer es quitar la cabeza (generalmente tiene una materia gelatinosa adentro que hay que evitar que escurra) y el caparazón.

Acto seguido, con un cuchillo haz un corte superficial a lo largo del camarón por la parte de afuera. Una vez cortado podrás ver la tripa o intestino del camarón.

Con un palillo o el mismo cuchillo, remuévelo con cuidado para que no se rompa. En caso de que algo se haya salido de su lugar, pasa un trapo seco por la parte sucia.

¡Listo! Ya puedes cocinar tus camarones.

Es importante saber que hay algunos platillos en los que no se limpia el camarón pues la cabeza es un agente importante de sabor (aquí entran las paellas).

¿Quieres un consejo? Guarda las cabezas y el caparazón para hacer un caldo lleno de sabor. Estos dos elementos también son fundamentales en el bisque, un potaje de crustáceos y arroz muy francés.

Aquí te van unas recetas para que pongas en práctica estos tips:

Camarones al mojo de ajo

Quizás se te antoje más un alambre de camarón

Mejillones

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Algo que debes saber es que todos los mariscos que tienen concha deben estar cerrados cuando los compres. En caso contrario, no están frescos ni buenos.

Para limpiarlos ponlos al chorro de agua para remover toda la arena que quede. Posteriormente, toma un estropajo o fibra y raspa con cuidado la concha. Esto quitará la suciedad que se haya impregnado.

Notarás que en una parte de la concha salen unas especies de fibras de dentro. Con el mismo cuchillo y tus dedos, jala con cuidado para quitarla. Eso hará que no haya texturas extrañas en tu plato terminado.

Mira esta receta de estofado de hongos y mariscos

Pulpo

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A un buen cocinero se le conoce a la hora de hacer pulpo. Toma práctica y uno que otro error chicloso para llegar al perfecto, pero una vez dominada la técnica, el mundo es tuyo.

Para preparar pulpo como todo un chef, antes hay que limpiarlo para que no haya nada que haga que se pueda echar a perder tu platillo.

En el chorro del agua hay que lavar tentáculo por tentáculo con mucho cuidado de que no haya piedras dentro de las ventosas.

Toma la cabeza y voltéala, así como calcetín. Saca todo el interior, incluyendo el tejido que une las vísceras con la piel. Enjuaga muy bien y regresa a su forma normal.

Notarás un orificio en el vértice de los tentáculos, esa es la boca. Haciendo presión con las manos, empuja hacia afuera para sacar la parte de adentro (es entre morada y café).

Para tener limpieza extrema haz una incisión en cada uno de los ojos y sácalos. Es importante que enjuagues todo perfectamente bien. ¡Listo el pulpo para ser asustado!

Checa esta receta de pulpo a las brasas

También está buenísima esta receta yucateca de pulpo al tikin xic

Chipirones

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Esta es una variedad miniatura de pulpo, aunque se parece más a un calamar por la enorme cabeza y los tentáculos pequeños. Son tradicionales de la cocina española y bien preparados son un plato de reyes.

Para limpiarlos hay que remover la piel de la cabeza para que no quede fibroso una vez cocinado. También hay que retirarla de las aletas intentando no separarlo de los tentáculos.

Posteriormente, hay que introducir dos dedos a la cabeza y sacar todo el interior. Hay una parte dura -de forma parecida a una pluma de ave- que da rigidez y también hay que quitarla con cuidado de no romper el chipirón.

Después de esto, voltea como calcetín la cabeza y enjuaga con mucha agua. Te recomendamos hacer todo esto con guantes pues el interior puede hacer que te dé comezón.

Checa esta nota con algunas de las mejores paellas y arroces de España, para que te animes a experimentar con los chipirones.

Erizo, percebes, ostiones

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Hay algo en común entre estos tres mariscos y es que viven muy cerca del suelo y las rocas de los arrecifes. Por este motivo es indispensable enjuagarlos con abundante agua para evitar que quede arena en ellos.

Con un cuchillo o fibra hay que tallar percebes y ostiones, pues pueden tener rocas que pueden hasta romperte un diente.

En el caso del erizo, después de enjuagarlo ábrelo con cuidado por una de las partes planas y escurre el agua que salga sin descuidar las lenguas.