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Bizcocho de chocolate con zarzamoras maceradas y merengue. // Foto: Cortesía Temporal

Temporal, el restaurante que evoluciona cada estación del año

Por Paloma García Castillejos

No se dan las mismas verduras en invierno que en primavera. Tampoco se nos antoja comer igual en la lluvia de verano que en las tardes tranquilas de otoño. Temporal es  el restaurante que evoluciona en cada estación, ofreciendo los clásicos de siempre pero más que nada, platillos nuevos cuatro veces al año.

Diego Pérez Turner es la cabeza de esta esquina en la colonia Condesa. Comenzó su carrera profesional en Europa y aunque su especialidad son los postres, nada del menú tiene desperdicio.

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Los cambios de estación de Temporal

Desde 2014, la idea de Diego era tener una propuesta distinta, desenfadada y cómoda para cualquier persona que esté por el rumbo.

Te recibe una barra donde, si bien no tienes la experiencia gastronómica completa, podrás encontrar -textualmente- un traguito de lo que vendrá una vez que pidas mesa.

Los cocteles también cambian conforme a las estaciones pero hay algunos clásicos imposibles de desaparecer. Con tu aperitivo en mano, pasa a conocer a Diego, a su equipo y a los platillos que te harán quere volver.

El chef comenzó su vida en las cocinas por necesidad pero lo volvió una profesión completamente vocacional.

Estudió en Inglaterra y fue cabeza de pastelería de uno de los hoteles más importantes de Holanda; este es un motivo para que te dejes enamorar por el menú y conozcas lo mejor del lugar: los postres.

La promesa de Temporal es ofrecerte ingredientes de temporada en las presentaciones que más se te antojan acorde con el clima y la estación.

Los platillos nuevos y los grandes éxitos

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sopecitos de jaiba. // Foto: Cortesía Temporal

Una de las desventajas de ir a un restaurante que cambia cuatro veces al año es el desencanto que provoca no encontrar el plato que nos gustó en la siguiente visita.

Para eso, Temporal tiene una colección de grandes éxitos para que te quedes con lo clásico pero también pruebes lo de cada estación.

En el menú de verano hay muchas opciones -tanto nuevas como emblemáticas- que te van a llamar la atención.

Arráncate con un sopecito de jaiba; la presentación en croqueta sobre masa de maíz, aunque quizás no es lo que te estabas imaginando, te va a conquistar cuando la pruebes.

Apapachadoras y clásicas también las enchiladas de pasilla. Son un auténtico homenaje al cerdo: pecho confitado, chicharrón prensado y duro dan los sabores principales. La salsa sabe a casa y viene con crema fresca y queso de rancho.

Para platos fuertes hay muchas opciones que nos encantan. El verano llama a comer cordero, y esta espaldilla en rollo con pasta de aceitunas es ganador.

Viene con un estofado de pimientos a la cerveza que está tan rico y logrado que bien podría ser algo que comieras todos los días de tu vida.

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Lubina con mantequilla avellanada, acelgas blanqueadas y puré de papa. // Foto: Cortesía Temporal

¿Te late más el pescado? Mejor pide la lubina. Está cocinada con mantequilla avellanada que se aromatiza con diversas semillas, especias y hierbas de olor. Acelgas -de temporada, claramente- y puré de papa vienen completando la ecuación.

Las estrellas más brillantes de Temporal

Los caminos de la vida llevaron a Diego a tener mucha experiencia en la repostería y vaya que se nota.

Aunque todo en el menú está rico, los postres sobresalen por el esmero, la combinación de sabores y el cariño con el que se ven que están preparados.

Cremoso, ácido y no muy dulce para que no te empalagues está el cheesecake de queso de cabra con cítricos.

Si le vas al chocolate, hay un bizocho muy similar a la receta del tradicional coulant pero con unos ajustes. Para empezar, la cocción sí es completa, es decir, no se desborda. 

A este cuadrito de pan lo coronan unas zarzamoras maceradas en vino tinto y especias; a éstas a su vez las cubre un disco de merengue francés y helado de mango. Un poco más de merengue para decorar el plato -esta vez es italiano- y el plato está servido.

Diego es un amante de los duraznos. Lo platica con tal pasión que saber que viene un postre que los incluye levanta muchas expectativas.

A la mesa llega partiendo plaza sin duda el mejor plato de todo el restaurante. Guapo y atractivo -y esos son sus atributos menos importantes- llega el créme brulée.

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El platillo ganador del restaurante: créme brulée con duraznos asados y helado de pimienta rosa. // Foto: Paloma García Castillejos

La porción es muy generosa, esa es la primera cualidad. Lo mejor de este postre siempre es romper la capa de azúcar quemada y encontrarse con este juego de texturas que saca chispas.

La crema viene preparada con el toque de dulzor perfecto para que, en cada cucharada tomes un trocito de duraznos asados: aciditos, dulces, perfectos compañeros.

Pídete un café o un digestivo y prepárate para sorprenderte con más platillos en las siguientes temporadas.